TRIDUO EN HONOR A SANTA MARÍA
VIRGEN, REINA
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
María, Reina
del Universo, Madre de Cristo Redentor y Madre nuestra: Te proclamamos
bienaventurada, porque has sido elegida por Dios Padre, para realizar su plan
providencial de salvación. Tú has creído en su amor y has obedecido a su
palabra. El Hijo de Dios te ha querido como Madre suya, cuando se hizo hombre
para salvar a los hombres. Tú lo has acogido con pronta y total obediencia al
plan de Dios. El Espíritu Santo te ha amado como Esposa y te ha colmado de dones singulares.
Has dejado que el Espíritu de Dios actúe en Tí, según la voluntad del Padre.
Te invocamos como Madre de la
Iglesia, y de todos y cada uno de nosotros. Pues en tu vida terrena has
precedido a la Iglesia en el caminar en la fe, confórtala en las dificultades y
pruebas, y haz que cumpla su misión de ser signo e instrumento de la íntima
unión con Dios y de la unidad de todo el género humano.
Reina del Cielo: te confiamos de modo especial la vida
de nuestra Cofradía. Tú que comenzaste a ejercitar tu función de Madre de la
Iglesia con el grupo de los apóstoles y de los primeros cristianos, ayúdanos a
ser también nosotros fieles discípulos de Jesús, que ayudemos con nuestro
ejemplo y nuestra palabra a que los hombres de hoy crean en Él y le reconozcan
como su Salvador.
Te confiamos también, Madre, las
inquietudes y esperanzas de todos los hombres de nuestro mundo. No permitas que
les falte la luz de la verdadera sabiduría. Haz que el mundo progrese en la
paz, la justicia y el amor. Haz que todos encuentren en Jesucristo tu Hijo el
camino, la verdad y la vida. Amen.
DE LOS SERMONES DEL BEATO
GUERRICO, ABAD
María Virgen y
Madre, que tiene la gloria de haber dado a luz al Hijo único del Padre, abarca
en su único Hijo, a todos los que son miembros del mismo; y no se avergüenza de
llamarse Madre de todos aquellos en los que ve formado o sabe que se va
formando Cristo, su Hijo. La antigua Eva, que dio a gustar a sus hijos la
muerte antes que la luz del día, aunque fue llamada madre de todos los que
viven, no justificó este apelativo; María, en cambio, realizó plenamente su
significado, ya que Ella, como la Iglesia de la que es figura, es madre de
todos los que renacen a la vida.
ORACIÓN COMUNITARIA
Por intercesión de la Virgen
María, Reina del cielo, imploremos la misericordia de Dios, diciendo: Reina
del cielo, intercede por nosotros.
TODOS: Reina del cielo, intercede por
nosotros.. (La comunidad repite
estas palabras a cada invocación).
* Dios todopoderoso, concede a tu
Iglesia la unidad, la paz y la perseverancia en una plegaria común con
María.
* Tú que has hecho a María Madre
de la Iglesia, haz que todos los gobernantes colaboren en el progreso integral
de los pueblos.
* Tú que has hecho a María Madre
de la Gracia y de la Misericordia, da a todos los afligidos el consuelo de su
amor maternal.
* Tú que has coronado a María
como reina del cielo y la tierra, bendice a nuestra Cofradía, y concédenos ser fieles discípulos de Cristo,
siguiendo el ejemplo de María.
Dios te salve, María…Gloria…
ORACIÓN FINAL
Dios
todopoderoso y eterno, que en la Virgen María has concedido un amparo del cielo
a cuantos la invocan, concédenos, por su intercesión, fortaleza en la fe,
seguridad en la esperanza y constancia en el amor. Por Jesucristo nuestro
Señor.
DÍA SEGUNDO
DE LA EXHORTACIÓN APOSTÓLICA DE
PABLO VI SOBRE EL CULTO A MARÍA
Ante todo, la
Virgen María ha sido propuesta siempre por la Iglesia a la imitación de los
fieles no precisamente por el tipo de vida que Ella llevó y, tanto menos, por
el ambiente social y cultural en que se desarrolló, sino porque en sus
condiciones concretas de vida, Ella se adhirió total y responsablemente a la
voluntad de Dios; porque acogió la palabra de Dios y la puso en práctica;
porque su acción estuvo animada por la caridad y por el espíritu de servicio;
es decir, porque fue la primera y más perfecta discípula de Cristo, lo cual
tiene valor universal y permanente.
Al ser Madre
de Dios, María fue adornada por Él con todas las gracias y títulos más nobles.
Fue constituida Reina y Señora de todo lo creado, de los hombres y aún de los
ángeles. Es tan Reina poderosa como Madre cariñosa, asociada como se halla en
la obra redentora y a la consiguiente mediación y distribución de las gracias.
Quiere la
Iglesia que escuchemos la voz de María pregonando agradecida a Dios los
singulares privilegios de que la colmó. El Evangelio anuncia el Reino de
Cristo, de donde fluye también el reinado universal de María.
ORACIÓN COMUNITARIA
Proclamemos
las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones
felicitaran a María, la Madre de su Hijo, y supliquemos diciendo: Reina
del cielo, intercede por nosotros.
TODOS: Reina del cielo, intercede por
nosotros .(La comunidad repite estas palabras a cada invocación).
* Señor Jesucristo, a quien la
Virgen Inmaculada precedía cual aurora luciente, haz que vivamos siempre
iluminados por la claridad de tu presencia.
* Salvador del mundo, que con la
eficacia de tu redención preservaste a tu Madre de toda mancha de pecado,
líbranos a nosotros de toda culpa.
* Redentor nuestro, que hiciste
de la Virgen María tabernáculo purísimo de tu presencia y Sagrario del Espíritu
Santo, haz también de nosotros templos de tu Espíritu.
* Rey de reyes, que elevaste
contigo al cielo en cuerpo y alma a tu Madre, haz que aspiremos siempre a los
bienes del cielo.
Dios te salve, María…Gloria…
ORACIÓN FINAL
Dios
todopoderoso, que nos has dado como Madre y como Reina a la Madre de tu
Unigénito, concédenos que, protegidos por su intercesión, alcancemos la gloria
de tus hijos en el reino de los cielos. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
DÍA TERCERO
DE LAS HOMILÍAS DE SAN JUAN CRISÓSTOMO
Cristo venció
al diablo valiéndose de aquello mismo con que el diablo había vencido antes, y
lo derrotó con las mismas armas que él antes había utilizado. Escucha de qué
modo: una virgen, un madero y la muerte fueron el signo de nuestra derrota. Eva
era virgen, porque aún no había conocido varón; el madero era un árbol, la
muerte, el castigo de Adán. Mas he aquí que, de nuevo, una Virgen, un madero y
la muerte, antes signo de derrota, se convierten ahora en signo de victoria. En
lugar de Eva está María; en lugar del árbol del paraíso, el árbol de la Cruz;
en lugar de la muerte de Adán, la Muerte de Cristo.
ORACIÓN COMUNITARIA
Proclamemos las grandezas de Dios
Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones felicitaran a María,
la Madre de su Hijo, Reina del cielo, y supliquemos diciendo: Reina
del cielo, intercede por nosotros.
TODOS: Reina del cielo, intercede por
nosotros.. (La comunidad repite
estas palabras a cada invocación).
* Oh Dios, admirable siempre en
tus obras, Tú que hiciste de María la llena de gracia, concede la abundancia de
tu gracia a todos los hombres.
* Haz, Señor que tu Iglesia tenga
un solo corazón y una sola alma por el amor, y que todos los fieles perseveren
unánimes en la oración con María, la Madre de Jesús.
* Tú que fortaleciste a María
cuando estaba al pie de la Cruz y la llenaste de gozo en la Resurrección de su Hijo,
levanta y robustece la esperanza de los decaídos.
* Tú que hiciste que María
meditara tus palabras en su corazón; por su intercesión, haz de nosotros fieles
discípulos de Jesucristo tu Hijo.
Dios te salve, María…Gloria…
ORACIÓN FINAL
Concédenos,
Señor, por intercesión de la Virgen María, hacernos dignos de participar, como
ella, de la plenitud de tu gracia. Por Jesucristo nuestro Señor.
Carmen Josefina Ladera Molina
Vocal de Formación, Culto y Caridad